El perfil de Dina Vidal está caracterizado por su esfuerzo y amabilidad, complementado con una gran fuerza de trabajo y voluntad que desarrolla a diario en todas las actividades académicas que realiza con la mejor disposición en beneficio de todos.
Destaca nítidamente por su liderazgo y alegría de hacer las cosas, lo cual traspasa a todos sus compañeros.
A sus 65 años, Dina estudia Gastronomía en Inacap Valdivia y es una figura muy querida dentro de la comunidad. Irradia energía, participa con entusiasmo en todas las instancias posibles y ha demostrado que el aprendizaje es una herramienta que se puede activar en cualquier momento de la vida.
Recuerda que siempre mantuvo las ganas de terminar el colegio. “Llegué hasta 2° medio y después la vida siguió... pasaron muchas cosas. Pero las ganas siempre estuvieron”, dice.
Fue su hermana quien, en un momento clave, le dijo: “Ya, hermana, es momento de hacer algo”, y le avisó que en el Liceo de Pelchuquín había cupos disponibles. Ahí comenzó su camino.
Luego continuó sus estudios en el CEIA Luis Moll Briones, donde por fin logró terminar su enseñanza media.
Fue entonces cuando asistió a una charla del equipo de Admisión de Inacap Valdivia, ese momento la marcó profundamente. “Me explicaron todo con tanta claridad... me motivaron de verdad. Ahí decidí que sí podía seguir estudiando”, asevera.
Dina no solo se matriculó, también comenzó a destacarse. Hoy cursa el tercer semestre de Gastronomía y su paso por la sede ha estado lleno de aprendizaje y satisfacción.
“Realmente sí puedo. Alguna vez me dije: ‘Terminé la enseñanza media y ahora voy a entrar a estudiar a Inacap, y sí voy a poder’. Día a día me esfuerzo, repaso mis apuntes, hago esquemas… y mis hijos y nueras me ayudan, sobre todo con el uso de internet”.
El apoyo familiar ha sido clave. Cuando le contó a uno de sus hijos que quería seguir estudiando, su reacción fue inmediata. “Mamá, dale, si esas son tus ganas, estudia hasta donde tú puedas”, le dijo.
Esa confianza y respaldo le dieron la seguridad que necesitaba para dar el siguiente paso.
Desde que entró a Inacap, Dina no ha parado de crecer. Sus profesores valoran sus aportes, su compromiso y su entusiasmo. En los talleres, sus preparaciones destacan por su sabor y creatividad.
“Me gusta proponer otras formas de hacer las cosas. Los profesores me escuchan, me apoyan. Aquí aprendemos haciendo, y eso me encanta”.
Pero no todo se trata de cocina. Su experiencia ha sido transformadora también a nivel personal. “Hoy en día estoy feliz, plena en todo sentido. Ahora me siento orgullosa de ser lo que soy: más determinada, más segura. Me costó, pero aprendí a reconocer lo que valgo”.
Dina combina su vida académica con su rol de madre y abuela. “Mis hijos son lo primero. Siempre tuve claro que debía protegerlos y darles lo mejor. Tengo nietos que adoro, y cuando termine mis estudios quiero tener más tiempo para ellos”, comenta con una sonrisa que refleja el cariño que les tiene.
A pesar de sus múltiples responsabilidades, se da el tiempo para participar en actividades extracurriculares con excelentes resultados. Sus compañeros la respetan y aprecian, en gran parte gracias a la cercanía con la que se presenta ante ellos.
“Quiero que ustedes me hagan sentir que soy una más de ustedes. Yo soy su compañera de clases. Soy Dina”, les dijo el primer día. Y desde entonces, se convirtió en un referente dentro del grupo.
Mirando hacia el futuro, Dina quiere seguir aprendiendo todo lo posible dentro de la carrera de Gastronomía. Le entusiasma la idea de abrir una hostal tipo Bed and Breakfast y que sus preparaciones puedan tener un enfoque inclusivo, pensado para que todas las personas, sin excepción, puedan disfrutar.
Dina Vidal es un ejemplo vivo del esfuerzo, la perseverancia y la alegría por aprender. Su historia nos recuerda que nunca es tarde para retomar un sueño y darle un nuevo rumbo a la vida.
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