Una de las mayores dificultades a las que se enfrenta un profesor al momento de dictar una clase, es captar la atención de sus estudiantes para desarrollar en ellos habilidades y conocimientos. Este es un problema bastante común, que se ha acentuado con la alta cantidad de estímulos a los que están sometidos las y los jóvenes, especialmente provenientes de sus dispositivos móviles.
Con el objetivo de generar nuevos incentivos, tanto para estudiantes de educación Básica, Media y Superior, nace el bonito desafío de buscar alternativas que sean diferentes a una clase tradicional, esa en la que el profesor es un expositor y el estudiante solo un receptor pasivo de los contenidos. Con el objetivo de romper ese esquema unidireccional, la innovación docente ha permitido desarrollar nuevas metodologías para el logro de aprendizajes significativos, que han sido un tremendo avance para involucrar activamente a los estudiantes en su enseñanza y, de esta forma, mejorar los resultados de aprendizaje y sus competencias.
Personalmente, como profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez (FIC), me ha tocado vivir de cerca la experiencia de desarrollar una innovación docente, que también puede ser utilizada en la educación Básica y Media. Dicho proceso tiene como objetivo comprender cómo los estudiantes se enfrentan a su estudio, bajó la premisa de que la carencia de disciplina es un factor que afecta el desempleo de aprendizaje.
Luego de establecer un marco teórico sobre nuevas formas y avances para mejorar la disciplina de estudio y el compromiso activo de los estudiantes, llegué al concepto de “gamification” (ludificación en inglés). Uno de los objetivos de la “gamification” —que no solo funciona en la educación superior, sino que en todos los niveles educativos—, es convertir las actividades de un proceso. En este caso, transformar el estudio de los contenidos en un avance que simule las características de un juego, es decir, que exista un componente de competitividad, de superación de niveles y de recompensas por este crecimiento.
Bajo esa línea, y utilizando las herramientas a mi disposición en WebCursos, logré simular una experiencia en la que los estudiantes pueden subir de nivel al avanzar en los ejercicios que apoyan los contenidos del curso. Para ganar experiencia y, en consecuencia, subir de nivel, los estudiantes deben estudiar de forma constante y fluida, y no solo los días previos a las evaluaciones. En mi experiencia, esto generó un cambio de hábito de estudio en muchos jóvenes que deseaban subir de nivel o competir de forma sana con sus compañeros. Lo que generó que los resultados de aprendizaje mejoraran en las evaluaciones más importantes del curso.
En esa misma línea, en la Facultad de Ciencias de la UAI el desafío de innovar está presente y perdurará en el tiempo. Estamos comprometidos con el desarrollo académico y en constante búsqueda de distintas innovaciones docentes, que han marcado y seguirán marcando una mayor calidad de aprendizaje. Algunos ejemplos de estas innovaciones en nuestra Facultad se pueden encontrar en el Libro de Innovaciones Docentes 2023 del Centro de Aprendizaje. En este libro, destacados profesores de nuestra Facultad exponen sus innovaciones.
Dentro de ellos, destacan Rafael Cereceda, quien implementó una innovadora metodología en un curso de programación; Ricardo Seguel, quien adaptó una metodología del reconocido Massasuchetts Institute of Technology (MIT) en diversos talleres; y Rodrigo Hernandez, quien desarrolló experiencias científicas aplicadas.
A través de estas y otras metodologías, en la FIC formamos profesionales que tienen capacidades de innovar para mantenerse exitosos en este mundo de rápidos cambios. Además, nuestros docentes potencian sus habilidades de innovación para mejorar la calidad de la educación y para que el conocimiento llegue a nuestros estudiantes de la mejor manera posible. Desde la Dirección de Docencia de la Facultad seguiremos impulsando y apoyando nuevas ideas e innovaciones que nuestro cuerpo docente desarrolle, y que puedan ser aplicadas a diversos niveles educativos, ya sea en metodologías activas de aprendizaje, nuevas actividades, uso de la tecnología en la educación o nuevas formas de evaluar los aprendizajes de los estudiantes.
*Una columna de opinión de Francisco Duque, profesor de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez.
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