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Por Mario Guarda Rayianque , 17 de febrero de 2014

Yo apoyo, pero desde mi casa

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¿Qué sucedió ante el llamado a la marcha pacífica del 5 de febrero?

Cuando se lanzó públicamente la invitación a realizar una marcha pacífica para manifestar el descontento generalizado de la comunidad ante la situación apremiante de la falta de un banco en Futrono, se generaron expectativas que auguraban una movilización importante de personas por las calles expresando tanto su insatisfacción, como su deseo de demostrar unidad en beneficio del bien común.

Siendo realistas, nadie esperó ver a lo largo y ancho de la calle Balmaceda una interminable columna de indignados e indignadas, pero si se toma en cuenta la necesidad transversal y las diarias e incontables molestias que provocan a la mayoría de los futroninos la incomprensible inexistencia de un banco, era de esperar una respuesta que se tradujera en una buena cantidad de gente reunida en la calle con un solo propósito, cosa que no ocurrió.

Me atrevo a decir que incluso hubo quienes nunca tomaron en serio la posibilidad de una marcha por las calles, y solo aceptaron el hecho cuando lo vieron en vivo y en directo. Era evidente en los rostros de vecinos que presenciaron la protesta pacífica, algo de incredulidad, y también algo más: la negativa a participar cuando desde el grupo de manifestantes se les invitaba a salir de la seguridad de la vereda para unirse a la marcha.  Ya fuera por vergüenza, o porque no compartían la forma en que esta acción se llevó a cabo, fueron muy pocos quienes se atrevieron a engrosar la fila, los demás reaccionaron con indiferencia, de pronto con malicia, o (mayoritariamente) con un diplomático sentido de la novedad, como diciendo “que bueno que hagan esto, los apoyo, pero justo ahora tengo cosas mas importantes qué hacer”.

En los tiempos que corren, el único colectivo que hasta ahora había tomado la iniciativa de recurrir a una marcha para llamar la atención de la opinión pública, fueron las comunidades mapuche-williches de nuestra comuna, exponiendo problemas puntuales que han ido en perjuicio de sus derechos, tal como la aparición de invasivos proyectos hidroeléctricos en el territorio. Estas comunidades son las únicas organizaciones que han sido capaces de decir públicamente y sin falsas modestias que no están de acuerdo con una determinada situación y lo hacen saber.

En contraposición a lo anterior, lo cierto es que el futronino en general no se caracteriza por ser precisamente el ciudadano mas extrovertido en materia de participación pública, salvo en el estadio o en actividades de iglesia, no parece haber mayor interés en expresarse abiertamente. Quizás esto sea un remanente que nos queda como herencia de la época en que esta era una zona campesina dominada por el fundo, donde los patrones decidían tanto los grandes temas como también los aspectos mas cotidianos de la vida en Futrono, relegando al ciudadano común a la obligación de ejercer sus deberes pero con muy poco lugar para ejercer tan solo unos cuantos derechos. Desde esa perspectiva sufrimos de una apatía hacia la expresión en el espacio público que es parte de nuestro ADN social, siendo prueba de ello la gran importancia que se da al “que dirán”, que no es otra cosa que un adornado temor al ridículo.

La identidad local, entendida como aquellos factores y comportamientos que nos hacen reconocibles como habitantes de esta comuna frente a otros, nos muestra como apacibles y tranquilos, lo que a fin de cuentas no es malo, “en Futrono nunca pasa nada” se suele afirmar comparándonos con otros territorios en cuanto a hechos de carácter policial, eso es una ventaja, lo cuestionable es que en apariencia no seamos capaces de aunar fuerzas y mostrarnos abiertamente decididos como la sociedad que somos, mas allá de la conversación en voz baja y en complicidad con quienes creemos opinan igual a nosotros.

Desde que el problema del banco existe, la indignación general ha ido en aumento, y en los últimos dos años se han dado todas las condiciones para que la paciencia y la frustración por este tema llegaran a un nivel cercano a la ebullición, pero los ánimos se han enfriado al momento de sugerir que salgamos a la calle a manifestarnos.

Ese jueves 05 de febrero la manifestación atrajo a los medios de comunicación, encontrándose TVN, canal 13 y Megavisión en el lugar, sin embargo el hecho no apareció en los noticieros televisivos aun cuando de improviso los manifestantes decidieron dirigirse hasta la casa del Presidente de la República a entregar su reclamo. Días después se supo que la nota no tuvo cabida en pantalla simplemente por un criterio de número, o sea hubo muy pocas personas como para justificar que esto se transformara en noticia (!).

Conversando con un conocido, este me decía que en otra comuna de haber tenido el mismo problema la gente hace mucho que se hubiese tomado la carretera, y al preguntarnos por qué aquí la gente no reacciona igual, me entregaron una respuesta como una tibia ironía: “Es que estamos en Futrono…”

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