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Por Mario Guarda , 28 de junio de 2021

Inéditos detalles del origen del Colegio J.M. Balmaceda: Este lunes cumple 110 años

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El establecimiento es la institución más antigua de nuestra comuna, y su origen a inicios del siglo XX fue tema del conversatorio "Conversando en el fogón".

El 28 de junio del año 2011 es la fecha signada en el Decreto Supremo Nº 2.728 del Ministerio de Instrucción Pública, por el cual se creaba una escuela mixta rural para el lugar denominado “Futrono” del Departamento de Valdivia.

Con lo anterior queda confirmado que el actual Colegio J.M. Balmaceda es la institución más antigua de nuestra comuna, incluso más antigua que la propia comuna, que el próximo 12 de julio cumple 80 años de su creación.

Este y otros datos de la historia del establecimiento fue el tema tratado en el conversatorio “Conversando en el fogón”, emitido a través del fanpage de Diario Futrono el pasado viernes 25 de junio, con la participación de Frederic Smith, “vecino de Futrono, criado en Las Veguitas y enamorado de esta tierra”, como él mismo se definió, quien aportó información que se remonta incluso hasta 1849, y que da cuenta del origen de la centenaria escuela.

UN MISIONERO EN FUTRONHUE

El misionero anglicano Carlos Sadleir, se estableció en la zona de La Araucanía entre 1895 y 1919, realizando un organizado trabajo evangelizador en la llamada Misión Araucana, testigo directo de los prejuicios e injusticias cometidas impunemente contra la población Mapuche, en especial del sistemático desplazamiento y despojo de sus territorios. Por ello Sadleir, apodado “el mapuche rubio”, impulsó la educación como objetivo primordial de la Misión Araucana, y su aporte a la creación de liderazgos mapuche.

En 1912 Sadleir visitó Futrono, invitado por el lonko Fernando Neguimán, quien le ha pedido “ayuda para redactar peticiones al gobierno y formular sus quejas”. Neguimán le informa haber sido “expulsado de su hogar, su casa incendiada, obligando a su familia a refugiarse con otras similarmente amenazadas.” De hecho Sadleir escribe que “en estos momentos hay tres prisioneros que cometieron perjurio a instancias de su patrón, un usurpador de la ribera sur del lago, para acusar de hurto a seis indígenas del lugar.”

El otro objetivo de la visita del misionero, era conocer la primera escuela que se levantó en Futronhue. En la tarde del 6 de noviembre de 1912, Sadleir llega a Futrono acompañado de Neguimán, “desmontamos y caminamos entre dos filas de escolares, jovencitos y jovencitas, niños y niñas, hacia el pequeño edificio de la escuela”.

Continúa Sadleir: “Seguidos por los (demás) lonkos y rodeados por hombres, mujeres y niños de las distintas reducciones, ha sido motivo de gran gozo ver alineados, con su colorida vestimenta, limpios y bien vestidos, a 52 niños y 34 niñas indígenas, como resultado de (apenas) dos años de esfuerzo y tensión material, psicológica y moral.”

Dos años llevaba ya la escuela funcionando, iniciativa de doña Avelina Soto de Salinas, quien, “viviendo en la escuelita construida por la devoción de uno de los indígenas, sola, amenazada con prisión por algunos de los chilenos de los alrededores, privada de lo necesario, y de muchas de las comodidades de la vida por dos largos años.” No es difícil suponer por qué Sadleir menciona que Avelina Soto era amenazada con prisión, ya que los intereses de ciertos hacendados veían con malos ojos que los mapuche se educaran, y de esa forma pudieran frenar los abusos y subterfugios legales a través de los cuales les quitaban sus territorios.

El relato continúa con la descripción de “un festival escolar en la pampa, con marchas, himnos y saludos, todo acompañado con trutrucas, clarines y tambores, y representaciones de escenas históricas”. “En la noche, en la misma pampa, hubo una reunión de todas las clases sociales, incluyendo una cantidad de chilenos, en que proyectaron escenas de la vida de Cristo y la de Allen Gardiner”.

Al día siguiente visitaron la isla Huapi, el “lugar sagrado” reclamado por Sadleir en oración, y por la tarde sostuvo reuniones con los indígenas y sus lonkos, “aconsejando, asesorando y arreglando sus asuntos en diversas formas, para terminar con una ceremonia en la cual nunca antes había participado”. Y finaliza explicando que “después de lograr su acuerdo y su voluntaria nominación de cacique (lonko jefe) para toda la zona, tuve el privilegio y el honor de proclamar al referido Fernando Neguimán como la cabeza (lonko) alrededor de la cual debían unirse y entrar en una nueva era de prosperidad tanto espiritual como temporal.” Todo ello en medio de aclamaciones y lágrimas inolvidables.

DE SADLEIR A HERMINIA QUINTANA

A través de este testimonio que Sadleir dejó (afortunadamente) escrito, y puesto a nuestro alcance por Frederic Smith, es posible advertir el contexto en el que nace la primitiva escuela, antecesora del actual Colegio J.M. Balmaceda, una iniciativa impulsada por la vocación inquebrantable y hasta temeraria de Avelina Soto, y la visión de futuro a la vez que urgente necesidad que el lonko Fernando Neguimán consideró al entregar educación a las nuevas generaciones mapuche, en un contexto donde el abuso y usurpación de tierras por parte de los chilenos era una triste realidad.

Desconocemos cuánto tiempo duró esta escuela de Futrono, hay una laguna temporal de 15 años antes de reencontrar la hebra histórica de la educación en nuestra localidad; Un día de mayo de 1927 ya caída la noche, proveniente de Puerto Montt, llegó a Futrono la recién egresada profesora normalista Herminia Quintana, quien había tomado una vacante como profesora en Futrono.

Nada sabía la joven profesora acerca de este lugar a orillas del lago Ranco, y se dirige a conocer su escuela solo para enfrentar una profunda decepción. La “escuela” no pasaba de ser una simple cocina de fogón con piso de tierra, así que ante tal situación decide volver a Puerto Montt.

Los vecinos de Futrono se alarmaron ante el peligro de perder a la profesora largamente esperada, así que se reúnen con ella y se comprometen a construirle una escuela con las condiciones básicas para funcionar como tal, y así lo hicieron, justo al lado de la mencionada cocina de fogón que pasó a cumplir su función precisamente como cocina. Así que Herminia Quintana se quedó, y tiempo después contrae matrimonio con Armando Rosales, fundando una conocida familia de la comuna.

Lamentablemente Sadleir no entrega referencia alguna que nos lleve a suponer el lugar donde estuvo ubicada la escuela de 1912, pero sí llegó hasta nosotros la ubicación de la escuela de 1927; justo en la altura donde hoy se encuentra la antena de Telefónica del Sur, frente al Colegio María Deogracia. ¿Es este el mismo punto donde Avelina Soto levantó la primera escuela? ¿Qué pasó con dicha escuela? Ante estas y muchas otras preguntas, por ahora podemos concordar con Frederic Smith en cuanto a que es una rica tarea de investigación histórica.

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