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Por Pablo Santiesteban , 18 de agosto de 2021

Banco de Alimentos y la Casa Simón de Cirene, cantos a la solidaridad

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Alejandro Obando, Ana María Salinas y Alejandro Durán hicieron un recordatorio y llamado a la solidaridad desde el Obispado de Valdivia.
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El Área Social de la Diócesis de Valdivia, en el Mes de la Solidaridad, invitó a sensibilizarse y participar de estas iniciativas para los más pobres y los migrantes.

Agosto es el mes de la solidaridad en Chile y así lo difundió el departamento del área social del Obispado de Valdivia que hizo un llamado a la comunidad católica o no a participar de sus iniciativas de ayuda al prójimo.

Ana María Salinas, encargada del Área Social del Obispado, expresó que “la generosidad y el servicio es parte de la vida de la iglesia en Valdivia en tiempos de pandemia y el área social está trabajando en distintas iniciativas”.

Salinas recordó que desde el año pasado, cuando las iglesias cerraron sus puertas a las misas, los integrantes del área social de cada parroquia trabajaron con entusiasmo y abrieron sus comedores o crearon ollas comunas. El problema es que, por la pandemia, no se podía acoger a las personas, así que se organizaron y crearon un servicio “delivery” para entregar comidas a quienes lo necesitan. Esa organización de las comunidades católicas sigue en pie hasta hoy y se añadió la entrega de ropa o cosas materiales de muchas personas que desde el inicio de la pandemia han perdido sus fuentes laborales o viven la enfermedad o la vejez en soledad.

A lo largo de la región hay 12 comedores solidarios en parroquias y 5 ollas comunes en parroquias o capillas.

Ana María Salinas, que además pertenece a la comunidad de las religiosas Identes, expresó que en estos días de pandemia “me ha sorprendido la solidaridad de las personas y ellos me han sacado a la calle para trabajar por los que lo están pasando mal en este tiempo”.

BANCO DE LOS ALIMENTOS

Otra iniciativa del Obispado y que está en ciernes es el Banco de los Alimentos, idea a la que convoca a Alejandro Obando que busca lograr ayuda de empresas que produzcan, comercialicen o almacenen alimentos que estén por vencer o distribuidores de verduras para que aporten con insumos a comedores, no sólo de la diócesis, sino que de otras instituciones que no necesariamente sean religiosas. En ese proceso las empresas también generarán un beneficio tributario.

Obando dijo que el Obispado habilita un espacio en avenida Ecuador para desde ahí iniciar el acopio de alimentos. La única condición que se exigirá es que cada comedor concrete sus procesos tributarios con el Servicio de Impuestos Internos antes de empezar a operar. 

Alejandro Obando explicó que “hay que ver la logística y la distribución y será importante el voluntariado y colaboradores. Tal vez un apoyo sería el de los universitarios que podrían hacer trabajo voluntario y que estudian carreras del área alimenticia y que podrían capacitar en el autocultivo o en ollas comunes”.

CASA SIMÓN DE CIRENE

Desde diciembre pasado la casa de General Montecinos N° 2980, en la población Yáñez Zavala, ha sido un espacio de esperanza para los migrantes que viven en Valdivia y que, en muchos casos, llegan sólo con lo puesto. Alejandro Durán, integrante de la comunidad Juan XXIII de Valdivia, que trabaja en la acogida de estas personas junto con la Pastoral Social y la Pastoral Migratoria del Obispado, expresó que el aumento explosivo de extranjeros que llegan a la ciudad casi raya en la crisis, pues durante la pandemia se ha visto a muchos de ellos pidiendo dinero o lisa y llanamente viviendo en la calle y soportando la inclemencia del invierno valdiviano.

Durán dijo que en la Casa Simón de Cirene se ha acogida a 9 personas, en su mayoría de nacionalidad haitiana. De esas 9 personas, dos son recién nacidos que fueron acogidas en dicha casa.

Añadió que se han presentado proyectos a las autoridades para que apoyen la iniciativa. “Sabemos que los recursos se han desviado por la pandemia, pero nos gustaría una respuesta más definitiva para ellos… Aquí hay gente que ha sufrido el tema del tráfico de personas y situaciones tristes que les ha tocado vivir”, puntualizó Durán. 

Alejandro Durán expresó que “el nombre de la casa, Simón de Cirene, tiene un sentido teológico cristiano de conversión para nosotros mismos porque ponemos la idea, el proyecto, ponemos la espalda bajo la cruz del hermano y ayudamos con un pedacito de esa cruz para caminar juntos, pero en un camino hacia la resurrección. El cireneo acompaña a Jesús a la muerte en la cruz, pero también lo acompaña a la resurrección y ese es el sentido más profundo de este proyecto”.

Quienes deseen apoyar con estas iniciativas pueden comunicarse al teléfono 63 2 268300 o escribir al correo valdivia@episcopado.cl 

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